El chiste del loco

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«Ven aquí, cari, que te voy a contar un chiste»

Las historias de Diego se repiten en bucles. Creo que pierde la cuenta de a quién le cuenta qué porque somos muchas. O quizás es que le encanta escucharse, y como todo le da un poco igual, pues él es feliz así. En una tarde de martes, este sería un bucle habitual en Diego.

«¡Cariiiii!», exclama Sigue leyendo

Una novia para Diego

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Todo glamour

Entra una señora con cara de rusa muy ajetreada al bar. «¿Tienen ginebra?», escupe sin dar los buenos días. «Sí, un momento…» Le dice la jefa. Tenemos un patio de 15 mamis con sus retoños a ser atendidos. «¿Tienen tabaco?», dispara de seguido. «No… Lo siento…», «Vale», se da media vuelta y se va por la puerta.

«¿Cocaine, hash, marihuana?», bromeo con Elena mientras hacemos malabares con 15 tostadas.
Pero fue una auténtica pena que se fuese tan rápido. Le podríamos haber pedido el número para Diego. Tal para cual.

Las cenas del jueves

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«Los dos sabemos que no dormirás»

Es un jueves lluvioso de principios de marzo. Llego a las ocho y mi hermano está de cañas con dos amigos. Me gusta trabajar en un sitio que podría ser el salón de mi casa. Entra Elena y saluda a mi hermano. Luego Chema, el hermano de la jefa. Hay pocas reservas apuntadas. El mal tiempo nos promete un turno tranquilo a los tres camareros.

En la cocina, Marco está hecho un osito. «Que quieres para cenar?», me pregunta el cocinero jefe cogiéndome por la cintura. Le doy un beso Sigue leyendo

Esto es un hobby

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Más sabe el diablo por viejo que por diablo

«Esto para mí es un hobby… Y llevo aquí desde el 91», me dijo el camarero con una sonrisa de oreja a oreja cuando le pregunté «cuanto llevaba en esto». Me había acercado a la barra y con solo mirarme a la cara me había dicho «agua». Pues sí, yo quería un vaso de agua y él lo había captado al vuelo, así que me puse a hablar con él. Le pregunté cuantos años llevaba en el oficio y, de paso, le conté que yo también estaba haciendo mis primeros pinitos en eso de pasear la bandeja por un restaurante. Y que me gustaba mucho, que para mí también era un hobby.

Al final salí con un regalo de año nuevo bajo el brazo (un calendario para 2018) y una sonrisa. Es lo que tienen los buenos camareros, que te hacen salir del local sonriendo.

¡Feliz 2018!